Para que hablemos de un acto de acoso sexual laboral es suficiente que existan ciertos elementos en la conducta de la víctima que demuestren que le es difícil expresar su rechazo de forma voluntaria y libre.
Si bien este rechazo puede ser explícito, esto no garantiza que el acoso termine; por el contrario, puede empeorar. Por otro lado, si el rechazo es implícito, muchas veces no es tomado en serio o simplemente es minimizado o ridiculizado.
Conductas escritas o verbales
- Propuestas o insinuaciones explícitas o implícitas, como invitaciones a incurrir en actos sexuales o salidas no deseadas fuera del lugar de trabajo.
- Bromas, comentarios o preguntas indiscretas de contenido sexual, como son los relativos al cuerpo de una persona o su apariencia física.
Conductas no verbales
- Gestos, miradas o silbidos obscenos o miradas de naturaleza sexual.
- Exhibición de imágenes sexualmente sugestivas o inclusive pornográficas como: fotos, calendarios, fondos de pantalla, etc. enviadas a pocas personas o mostradas a muchas personas en módulos o paredes.
- Acercamientos corporales y roces deliberados o tocamientos de cualquier tipo, como abrazos, apretones, caricias, besos, pellizcos o palmadas.