Ruth Quispe

En San Juan de Lurigancho vive una bióloga de 26 años que con sus amigos -todos amantes de la ciencia- está por enviar un experimento a la Luna

“En nuestras cabezas estaba en pleno proceso de fabricación ese proyecto aeroespacial, aunque entonces solo fuese una ilusión, algo irreal”

Las van a poner a prueba allá para saber cuánto van a durar acá.

Y también para saber si pueden ser consumibles en el espacio.

¿Para crear un ecosistema similar al de la Tierra?

Pensar en eso es muy extremo. Pero sí podrían ser criadas bajo un domo, por ejemplo. Sobrevivirían, porque tienen pigmentos que protegen su ADN.

Usted es hija de dos comerciantes. Un emprendedor del rubro cocina y otra del de ropa. ¿Qué tiene en común con ellos?

Que son soñadores. Nosotros hemos pasado juntos cada etapa de sus negocios, y cuando ha habido crisis siempre nos enseñaron que había que levantarse. Ser los mejores, siempre.

¿Qué opinan de lo que está haciendo?

Mi mamá me dice: “Hija, no sé en qué estarás pensando (ríe)…”; y mi papá parece uno más del grupo, porque sueña con cada nuevo paso que damos. Yo le cuento cada cosa que hacemos.

Usted quiere ser astronauta.

No… O sea, es mi sueño, pero soy realista y sé que no puedo. Para eso tendría que haberme preparado desde niña. Ahorita, no estoy preparada.

Entonces, dentro de lo posible, ¿qué quiere ser?

Ser parte de misiones espaciales; y si es como jefa, mejor (ríe)… A mí me gustaría integrar varios proyectos, pero primero debo terminar mi maestría en Biología Molecular. De ahí, quiero hacer un doctorado en el extranjero y, de ahí, trabajar en alguna agencia que haga proyectos importantes en el espacio, como la NASA.

Estudió en un colegio nacional, prueba de que no importa el origen, podemos llegar adonde soñemos.

Y más aún hoy, con el Internet.

De todos los consejos que le dieron en la NASA tras su exposición, ¿cuál fue el más útil?

Hubo uno que fue un poco chocante, porque yo creía que en cuanto nuestro minilaboratorio sea más complejo, iba a ser mejor. Pero uno de ellos me dijo que tenga cuidado, porque mientras más componentes le ponga sería científicamente más robusto y podría tener más respuestas, pero, a la vez, podría ocasionar fallas en el envío de datos. Es decir, al ser más sofisticado puede que nada funcione. Entonces comenzamos a pensar en qué cosa sacamos, qué ponemos…

“Mi papá parece uno más del grupo, sueña con cada nuevo paso que damos”

Cuando empezaron eran cuatro estudiantes. Hoy que han fundado la Sociedad Científica de Astrobiología del Perú, ¿cuántos miembros la integran?

Los ejecutores somos diez, y si sumamos a nuestros asesores, llegamos a casi veinte.

Entre sus asesores hay algunos que pertenecen a la NASA.

Sí, el Dr. Julio Valdivia está afiliado a la NASA y es nuestro asesor en la identificación de las cianobacterias a nivel de ADN. También contamos con el magister Saúl Pérez, quien trabajó con Gustaf Arrhenius, nieto del gran científico y químico August Arrhenius, creador de la Teoría de la Panspermia, quien tiene un laboratorio de química prebiótica en EE.UU.; y con la Dra. Haydée Montoya, especialista en algas y microalgas, con quien vemos la variedad de cianobacterias.

Han logrado harto en un país que casi no apoya el desarrollo de la ciencia.

Le sacamos la vuelta a eso. No pensamos en eso. Nos enfocamos en los medios para alcanzar nuestros objetivos y postulamos a concursos, así vamos ganando los fondos que nos permiten continuar.

¿Ya está listo el minilaboratorio?

El segundo prototipo está listo. Aunque creemos que nunca lo va a estar del todo, porque para eso tendrá que ser puesto a prueba (en la Luna).

En marzo del 2019 partirá a la Luna desde la India. ¿Estarán presentes?

Al menos una parte del equipo, sí. Estaremos en Bangalore.

¿Qué siente?

Miedo, alegría, ¡es un reto! Porque nada está dicho en un proyecto espacial, puede ser un éxito como bien puede explotar la nave. ¡Quién sabe! Pero hacer esto me hace feliz porque he conseguido un equipo, un grupo de investigación con el que ya estamos planificando más proyectos. Ahí sí creo que he hecho algo bueno, porque he encontrado a gente genial, a la que no le importan los problemas, la política. Gente que dice: ¡Vamos a seguir adelante!