Octavio Chon

Parece serio, incluso tímido, pero se despabila si de hablar de ciencia se trata. Preside la Asociación Peruana de Astrobiología, está convencido de que en nuestras escuelas públicas hay más de un genio por descubrir

“El interés por la ciencia es un interés humano, no importa si uno tiene mucho o poco dinero. El interés está determinado por la curiosidad.”

O sea, en nuestros colegios hay un potencial que corre el riesgo de desperdiciarse.

No solo en los colegios, también en las universidades. He sido testigo de ello, compartí estudios con compañeros que realizaban excelentes trabajos, pero que se quedaron allí. No dieron el salto. No se dio el contexto, la oportunidad o quizás no contaron con la información suficiente. En mi caso, por ejemplo, venía publicando (sus investigaciones) en revistas (científicas) locales, en mi idioma, hasta que me animé a dar el salto y escribí en inglés; y mi primer artículo terminó siendo publicado por la Universidad de Cambridge (Inglaterra). Entonces, pienso: lo mismo debe ocurrir en el colegio, en la universidad y en el campo laboral. Hay que buscar el canal, la oportunidad.

El que su investigación hay captado el interés de una universidad europea de prestigio debió marcar su vida.

Me hizo tomar consciencia. ¿Qué habría pasado si me limitaba a publicar solo en castellano? Lo mismo pasa en el colegio: si un estudiante tiene el interés y el talento, pero no el contexto para desarrollarse… Recordemos que el ser humano es un animal político, que se da en su relación con otros. Nuestra personalidad se desarrolla en función a nuestro entorno.

Por eso es que la Asociación Peruana de Astrobiología va a los colegios, para dar con aquellos niños interesados en las ciencias.

Exactamente. Tratamos de suplir las carencias del Estado y aproximar a los estudiantes a esta ciencia astrobiológica.

¿Cuál fue el primer colegio que visitaron?

Un colegio de varones en Ate Vitarte, en el que se reunió una selección de estudiantes de distintos colegios del distrito. Hicimos una selección porque de acuerdo con otras experiencias, si convocas a todos en masa, no todos van a estar interesados.

¿Cuál era su expectativa y qué encontraron?

Esa primera vez no teníamos la esperanza de tener un resultado que satisfaga nuestras expectativas. Simplemente queríamos que ocurra, que el taller nazca y se desarrolle, para, en función a ese mismo desarrollo, seguir trabajando.

¿Y qué pasó?

Hubo una muy buena acogida. La primera vez, solo un colegio aceptó ser parte y lo hizo tímidamente; pero después todos querían. Era tanto el interés, que no nos dábamos abasto. Fue muy intenso. Empezamos los talleres hace dos años, eran los sábados y hacíamos experimentos con orientación astrobiológica.

“La primera vez, solo un colegio aceptó ser parte y lo hizo tímidamente; pero después todos querían.”

¿Cómo reaccionaban ante los experimentos? Eso debió ser hermoso.

¡Claro! Porque a eso apunta la investigación formativa: a formar a través de la investigación. Al principio, nuestro nivel divulgativo era accesible para todo público, pero poco a poco fuimos introduciendo jerga científica, ya que necesaria para familiarizarlos con la astrobiología. Nuestro énfasis estaba puesto en enseñarles astrobiología y cómo conectar ideas, porque la astrobiología es una ciencia transdisciplinar.

A la astrobiología no solo le interesa el estudio de la vida en la Tierra, sino más allá de nuestro planeta.

Por eso les enseñamos (a los escolares) a conectar diversas ideas, porque la creatividad está en eso: en conectar ideas que nos lleven a nuevas puertas, misiones, planteamientos. Eso, como ejercicio lúdico en nuestros talleres, les va a ser útil para otros cursos, incluso para su vida diaria, porque van a aprender a conectar ideas y a resolver problemas.

¿Cuál ha sido la experiencia con escolares que más llamó su atención?

Hubo una, con un grupo de niños de primaria, todos uniformados con sus mandiles blancos de científicos. Muy entusiastas. ¡No paraban de hacer preguntas! Y como les comenté: el interés que ya había en ellos -gracias a que les ofrecimos un medio-, se duplicó. ¡Eran unos científicos en miniatura! Después, en Puente Piedra, un grupo de alumnos de secundaria se nos acercó para preguntarnos cómo podían saber más sobre astrobiología, y los invitamos a las conferencias y talleres que brinda la Asociación Peruana de Astrobiología. A ese colegio llegamos porque allí había estudiado un alumno mío de San Marcos. En los colegios de Puente Piedra hemos encontrado un gran interés por la ciencia.

Internet debe ser un aliado clave.

Claro. Tenemos como 30 mil seguidores en Facebook y, en nuestra web, por ejemplo, brindamos los detalles para lanzar una sonda estratosférica. Ese es nuestro siguiente paso: realizar experimentos estratosféricos (que lleguen hasta esa capa de la atmósfera, que está a más de 20 kilómetros del suelo), para después replicarlos en los colegios.

Los chicos que asisten a sus charlas no necesariamente son de colegios súper enfocados en las ciencias.

De acuerdo con mi experiencia, puedo decir que podemos tener un genio en el colegio menos pensado. Yo también soy de colegio estatal.

Y hoy es doctor y magister en Filosofía, y sus textos tienen acogida a nivel internacional.

Exactamente. Por eso, no creo que el colegio sea lo único determinante; y es una de las razones por la que les llevamos especialistas peruanos a los chicos, para así cambiarles el chip y vean que los peruanos podemos con todo. ¿Cómo les cambias el chip? Con los hechos: este científico estudió en un colegio nacional, como tú; y estudió en una universidad estatal, como tú también lo quieres hacer.

“De acuerdo con mi experiencia, puedo decir que podemos tener un genio en el colegio menos pensado.”

¿Cuál es el experimento que más llama la atención?

Criogénesis.

¿Qué es eso?

Simular el entorno de un cometa o de una situación fuera del planeta. Se hace con hielo seco, que hierve al ser sumergirlo en agua a temperatura ambiente debido a que la diferencia entre ambas temperaturas es enorme. Claro, les ponemos colorantes para que el humo que se forma sea de colores y sea más vistoso. A partir de ahí, por ejemplo, evaluamos qué tan posible sería para un ser humano vivir en esas condiciones. ¿Sería posible? Para un extremófilo sí lo sería, pues son organismos que están adaptados a condiciones de vida extrema.

Deme un ejemplo de un extremófilo.

Un tardígrado.

¿Tardígrado?

Sí, el osito de agua. ¿Has visto AntMan? Cuando se vuelve microscópico se cruza con uno, un bichito con varias patitas y una trompa. Es una forma de vida que incluso puede aguantar las condiciones que hay en el espacio. Algunos sospechan que es una forma de vida extraterrestre que ya ha aterrizado. También hablamos de la terraformación, que corresponde a la ingeniería planetaria y consiste en adaptar Marte para que tenga las condiciones ideales para la vida (terrícola). ¿Qué tan posible es? ¿Qué tan ético? Son problemáticas que también les planteamos.

¿Qué le dijeron sus papás cuando anunció que quería seguir Filosofía?

Que sí estaba seguro (ríe)… Yo les dije: “Si uno es bueno en lo que hace, le va a ir bien”. Porque en tanto te guste, te vas a sentir bien, no vas a notar que es un trabajo pesado y vas a irte perfeccionando hasta, eventualmente, alcanzar el éxito. Es lo lógico.