Jorge Mírez

El 2014 dos inventos suyos fueron puestos a prueba en una estación que simula la vida en Marte, en EE.UU. De chico, Jorge Mírez no ingresó a la UNI. Eso, en lugar de tumbarlo, lo empoderó. En la actualidad se dedica a desarrollar proyectos de innovación tecnológica.

“Muchos se creen el paradigma de que hay cosas que no pueden ser realizadas, como ser astronauta o ser parte de algo vinculado a la alta tecnología. Les digo que deben trazarse un camino, estudiar y romper ciertos parámetros de la sociedad peruana, porque todo es viable”

Usted no fue con las manos vacías, llegó con los prototipos de un par de inventos: una mochila ergonómica y una bicicleta-camilla.

Aquí hice los prototipos, el de la mochica, como debía ser metálica para que soporte diferentes equipos, lo llevé al Hospital Cayetano Heredia y me sugirieron unas modificaciones, ya en EE.UU. le hicimos el sistema de ventilación, los ductos hacia el casco, la compensación para que no se vaya a nublar el visor; lo llevamos al campo, lo probamos y resultó.

A consecuencia de ello, terminada su misión, lo invitaron a integrar una nueva tripulación.

Sí, porque los 14 días no fueron suficientes para terminar el proyecto de la bicicleta-camilla. Les llamó la atención, y la pusimos a prueba.

Hoy comparte su experiencia en diferentes foros, en Lima y provincias. ¿Cómo responden los jóvenes?

Muchos se creen el paradigma de que hay cosas que no pueden ser realizadas, como ser astronauta o ser parte de algo vinculado a la alta tecnología. Les digo que deben trazarse un camino, seguir los pasos adecuados, estudiar y romper ciertos parámetros de la sociedad peruana, porque todo es potencialmente viable. Hay chicos que se emocionan, algunos se mantienen en contacto, van avanzando y paso a paso se van acercando a lo que quieren ser.

¿Cuál es su mayor satisfacción?

Con todos los amigos que participamos en este engranaje para la difusión de la ciencia y la tecnología, decimos -después de cada conferencia, sea en Lima, en la UNI o en provincias- que basta con que un lucero se encienda para que haya valido la pena. Quizás no lo conozcamos, y que de acá a 15 años destaque…

¿Es consciente de que se ha convertido en un referente?

No creo haber hecho un aporte importante, aún.

Es hijo de padres -maestro y enfermera- de condición humilde, ha participado en una experiencia científica que han vivido solo pocos privilegiados en el mundo, y lo logró por mérito propio.

Sí, hay un mérito. Siempre estoy investigando, publicando, difundiendo, y cada vez que hay convocatorias interesantes, me presento. A veces salen. Trabajas duro y, de pronto, la vida te permite hacer una pasantía y partes para capacitarte y compartir y traer conocimientos.

Entonces, vale la pena ser un nerd.

También hay momentos de diversión, a veces somos muy muy vagos y nos damos un tiempo de relajo (ríe)…