Max Hidalgo

Nacido en Huancavelica, este biólogo ha ganado en México el premio internacional “Una idea para cambiar la historia” con el que quiere llevar agua potable a bajo coste hasta los más necesitados.

“Al estudiar a los seres vivos, a la naturaleza, me percato de que todo lo que necesitamos está -precisamente- ¡en la naturaleza!”

¿Es consciente de que al común de chicos no le atrae lo que a usted sí?

Uno puede desarrollar productos a partir del enfoque que tenga. Por ejemplo, en África hay otra iniciativa que también condensa el agua del aire, pero lo hace desde el punto de vista de la arquitectura. Yo, en cambio, al estudiar a los seres vivos, a la naturaleza, me percato de que todo lo que necesitamos está, precisamente, ¡en la naturaleza! Es decir, observando los principios biológicos, las interrelaciones, podemos resolver nuestros problemas cotidianos.

Por sus intereses podría calificar como nerd.

Sí (ríe)…

¿Se considera así?

Todavía no, pero creo que voy por ahí (ríe más)…

¿Hay algún problema con ello?

No. ¡La ciencia me apasiona!

Le viene de casa.

Sí, en mi casa siempre nos incentivaron la creatividad. Desde pequeño mi mamá me enseñaba cómo armar cosas, cómo desempeñarme; me dejaba libre, no me ponía límites. Solo me cuidaba.

Y la voluntad por desarrollar una iniciativa social, ¿de dónde nace?

Porque hace falta hacer mucho por nuestra sociedad, por los diferentes problemas que se van a presentar. Este es un objetivo que debería ser común para todos, ¿no? Porque si estamos aquí, en este momento, es para convivir de manera adecuada, respetando a la naturaleza. Tiene que haber equidad; y parte de ello es que todos podamos contar con agua de calidad.

Llegó a Chosica, conoció esa realidad y dijo: “Tengo que hacer algo”.

Exactamente.

¿Cómo así? ¿Qué fue lo primero que vino a su mente?

Comencé a pensar: ¿Cómo puedo llevar agua a esos lugares, que son de difícil acceso y donde la gente no tiene mucho dinero? Al inicio planteé una máquina que condensara el agua, pero iba a necesitar corriente eléctrica, además de usar gases refrigerantes que son contaminantes. Posteriormente trabajé con dispositivos termoeléctricos -denominados Celdas de Peltier-, pero para hacerlos funcionar íbamos a necesitar altas corrientes de viento y sistemas eléctricos, lo que iba a elevar los costos, además de baterías que de alguna manera son contaminantes. Entonces, como lo ideal es aprovechar lo que hay en la naturaleza: ¿Qué tenemos en la naturaleza? Aire, humedad. Para resolver algo grande no necesariamente se requiere de algo muy tecnológico. Lo ideal es: con algo sencillo lograr algo grande. Y así, pensando en una opción -otra podía ser hacer dirigibles para condensar el aire-, vi a un niño jugar con un pequeño molino de papel.

¿Dónde?

En Chosica, en una de nuestras salidas de campo. Lo vi y pensé: ¿Un molino de viento? ¡Y por qué no una turbina de viento! 

 

“Para resolver algo grande no necesariamente se requiere de algo muy tecnológico. Lo ideal es: con algo sencillo lograr algo grande”

Ese proceso, ¿lo compartía con alguien o todo iba ocurriendo en su cabeza?

No, no lo conversé con nadie (ríe)… Quería tener una idea bien aterrizada para recién comenzar a convocar a la gente para poder tener más impacto.

Para entonces ya era parte de Incubadora 1551.

Sí, lo soy desde el año pasado, a partir de un desafío que propusieron: “San Marcos Challenge”. Varias empresas vienen a la universidad, presentan sus problemas a un público abierto y ponen a prueba sus conocimientos para que les den solución. Nosotros planteamos una propuesta para el desafío de Petroperú -nosotros, el equipo, nos conocimos en la Incubadora 1551- y lo pudimos resolver. Ganamos el desafío.

Ese es el mismo equipo con el que ha desarrollado Yawa.

Sí. En un inicio nos juntamos cinco para el desafío de Petroperú, pero como era grande necesitábamos el aporte de más personas de más especialidades. Consistía en generar econegocios a partir de energías renovables, en Talara (Piura), que es una zona que carece de agua…

Con ellos formó CIS.

Así es: Ciencia, Innovación y Solución.

Convocaron a chicos de incluso otras universidades.

Sí, y ahora somos 32 chicos de 16 especialidades distintas y de cinco universidades. Nos dedicamos a elaborar diferentes tipos de proyectos.

¿Cómo así llegaron a ser parte del concurso “Una idea para cambiar la Historia” del History Channel?

Venía desarrollando el proyecto en mi casa, en el tiempo que podía -que no era mucho porque entonces tenía un trabajo-, cuando conocí la iniciativa del History Channel, que justamente estaba buscando proyectos sociales; y les mandé la información. Si salía, genial; y me llamaron después de un mes para decirme que era semifinalista. ¡No me lo esperaba!

Sus colegas de CIS aún no sabían nada.

Ya les había comentado algo, porque entonces estábamos participando en el Reto Perú Resiliente, para el que queríamos desarrollar una máquina que sirva en casos de desastres: que brinde agua en caso ocurriese uno. Entonces nos juntamos y comenzamos a trabajar en este proyecto.

Para cuando esta entrevista se haga pública ya se conocerá al ganador del concurso. El History Channel eligió a los diez semifinalistas, hoy el público está votando por los cinco mejores inventos; y ustedes van primeros.

Somos diez los semifinalistas, solo cinco serán los ganadores y nosotros vamos a la cabeza con el apoyo de todo el Perú. Hemos captado bastante interés.

En el país se suele celebrar la ‘cultura del vivo’, del que hace lo menos posible y se beneficia del esfuerzo del otro. Ustedes trabajan duro y en equipo, están demostrando que estudiar, esforzarse, sí vale la pena.

Lo que hemos constatado en la formación de nuestro grupo es que en el Perú existe bastante creatividad y que precisamente no se aprovecha la gran creatividad de los jóvenes. Pero ahora están apareciendo bastantes startups, grupos de jóvenes que desarrollan proyectos altamente innovadores; y no solo en Lima, sino en toda la costa, sierra y selva. Solo falta darle todas las condiciones a los jóvenes para que puedan desarrollar sus proyectos..

“Constatamos que la gente adquiría agua con presencia de microorganismos y parásitos. Era necesario implementar una idea para que se abastezcan de agua de buena calidad”

Usted, precisamente, es huancavelicano.

Sí, y quiero impulsar a los jóvenes de allá para que sepan que se pueden hacer este tipo de proyectos.

Para ello no se necesitan grandes cantidades de dinero.

Siempre hay que buscar la manera más fácil de hacer las cosas. No esperar a tener algo, sino trabajar en base a lo que tenemos. Lo simple resulta siempre más grandioso.

Y usted ha recurrido a algo tan ‘simple’ como el aire.

No hay que limitarnos. No hay que buscar excusas. Siempre hay que seguir adelante, utilizando lo que tenemos en nuestro medio para lograr el objetivo.

Trabajar en equipo, ¿qué tal la experiencia?

Nuestro equipo es increíble. Somos de diferentes especialidades y todos tienen la disposición para desarrollar e impulsar este tipo de iniciativas.

Rompen otro paradigma: usted les ha confiado su idea y -en equipo- todos están trabajando para hacerla realidad.

Hemos entendido que es muy necesario el trabajo en equipo si queremos alcanzar el objetivo. CIS ya tiene un año, y hemos aprendido que todo sale increíble cuando trabajamos en equipo. Hemos ganado diferentes retos: 24 Horas de Innovación Perú, la Expoferia de Eficiencia Energética, Reto Perú Resiliente, Desafío Petroperú… y todo gracias a que hemos trabajado en equipo. Cuando alguien tiene un problema, convoca a todos y apoyamos; eso mismo también está en la naturaleza: ningún ser vivo actúa aislado, necesita de otros para sobrevivir y salir adelante.

Estudiar en el colegio cursos como Química o Física, de aburrido no tiene nada, ¿no?

¡Nada! Los cursos básicos nos ayudan a entender la naturaleza. ¡Todo nace a partir de ella! Hay que aprender a observarla atentamente y aprender de ella. Solo así vamos a poder solucionar nuestros problemas y convivir con ella, sin perjudicarla.