“Siento que desde siempre he estado ligado a esta maquinaria que busca brindar un servicio al país, y ahora aporto a que ese servicio se efectúe de la mejor manera”

Daniel llegó a Enel el 2002, la primera planta que pisó fue la histórica central de Santa Rosa, pionera en dotar de energía eléctrica a nuestra capital. Desde esa sede, hoy como Head of Environment, Permitting and Quality, con su equipo vela porque se cumplan todos los compromisos y obligaciones legales-ambientales que ha asumido la empresa.

Su labor incluye una parte administrativa, pues se encargan de gestionar los permisos para la construcción y operación de cada central; y otra de inspección y evaluación de las plantas desde que están en proyecto, hasta su construcción, operación e incluso cuando llegan al final de su vida útil. 

“En cada etapa hay que controlar que los diferentes impactos ambientales que se van generando sean controlados y que se cumpla con las medidas de mitigación, control y remediación establecidas”

Los impactos van a depender de si se trata de una central hidráulica, térmica, eólica o fotovoltaica. Si es térmica, por ejemplo, Daniel tendrá especial cuidado en cómo esta repercute en la calidad del aire. 

“Ser testigo de un proceso de construcción, desde que se demuele el área y se la prepara para construir, estar presente en las obras civiles, eléctricas, mecánicas, hasta que se aprieta el botón que genera la energía eléctrica, es la mejor universidad que puedes tener en la vida. Nada se compara con esa experiencia”

Le tocó vivirlo en la puesta en marcha de la moderna Unidad TG8, que opera desde el 2009, tiene 188.21 MW de potencia efectiva y funciona con gas natural.

Bueno, en realidad, hoy Daniel viene viviendo una experiencia que supera a la ya citada, pues desde hace unos meses su esposa está embarazada, ya saben que traerán al mundo a una niña y, siendo ambos ingenieros, tienen claro que la curiosidad de ella -¡y las travesuras!- están aseguradas.